¡Vamos allá! ¡Saltar de la cama, vestirse en un periquete, salir corriendo de casa y, a la carrera, atrapar primero el autobús, luego la lancha y no perder el avión ultrasónico! Pero es tan agradable tomarse el día con calma, mirar cómo caen las hojas, escuchar el chapoteo del agua o saborear tranquilamente una buena tostada...
Un libro para leer deprisa, deprisa la primera mitad... y muy poquito a poco la segunda.