Poco después de la publicación de La ola en inglés, recibí un correo electrónico del propietario de una librería del Reino Unido acerca de la ilustración de la página anterior.
«Estamos un poco confundidos por las ilustraciones a doble página de este libro, parece como si faltaran parte de la niña y de las gaviotas. ¿Es así? Lo hemos comprobado con el proveedor, con el distribuidor y con otra librería y en todos los casos los ejemplares son iguales que nuestra copia. Así pues, ¿es que nosotros no lo hemos entendido o es un fallo de imprenta?
¿...era un fallo de imprenta?
Abrimos un libro ilustrado. Contemplamos el sueño que hay «dentro» del libro. Sin embargo, de un modo u otro, nos afecta la forma del libro, la textura del papel, la dirección en la que pasamos las páginas. Los aspectos físicos del libro pueden limitar la imaginación del artista pero, por otro lado, también pueden convertirse en un buen punto de partida para dar rienda suelta a la imaginación. Después de sumergirnos en un libro y volver a salir de él como quien sale de un sueño, el libro en tanto que objeto parece bastante distinto. Cuando abrimos un libro, las dos páginas que quedan expuestas ante nosotros se convierten en un amplio espacio. De hecho, son dos espacios separados con sus respectivos márgenes, pero el lector tiende a ignorar el pliegue central mientras lee. Hay una regla tácita en edición según la cual los ilustradores deben evitar dibujar en el centro de las dobles páginas para no interferir en la lectura. Pero ¿qué ocurre si se ignora esa regla?