Apocalipsis líquido se divide en siete partes de siete poemas, y cada una pretende contar un aspecto de lo que en su conjunto forma la sociedad donde el autor habita. El Salvador sigue siendo un país acosado por diversas clases de violencia, y donde los muertos forman parte de la cotidianidad tanto como los vivos, y la oscuridad y el amor se han mezclado como la leche y la harina en un pastel. Como un reflejo de la idiosincracia local, en el libro se juntan poemas de diversas temáticas, que alcanzan lo social, lo político, lo amoroso, e incluso, lo paranormal.