La verdad, la belleza, el conocimiento, la imaginación y la coherencia de nuestros actos según lo que pensamos y creemos, son los cinco senderos de lo humano por donde transitan estas páginas, que nos ofrecen luces para entendernos a nosotros mismos y a la sorpresa que nos deparan un buen libro, una pintura o una canción como encuentro con los demás o con lo más escondido de cada uno, esas formas de lo otro que es el universo. Y para comprender el sentido de ser consecuentes con las verdades reveladas por el arte. Porque entre el conocimiento como capacidad de razonar, y la sorpresa como posibilidad de ser, se asoman las pasiones, la intuición y la inspiración que configuran lo artístico como lo esencial en la producción de un mundo simbólico, dentro de la necesidad del encuentro de un mundo habitable, según lo afirma Estanislao Zuleta en este libro, en diálogo con autores como Platón, Lévi-Strauss, Heidegger, Nietzsche, Marx y Freud, entre muchos otros. En el encuentro de esos cinco senderos la vida palpita y se reinventa, y se ponen a prueba las creencias, las falsas seguridades y los poderes que nos dominan, siempre y cuando seamos capaces de asumir que el conocimiento no es más que la crítica de lo existente, la cual nos impone duelos y procesos de cambio interior, pero también de alegría a partir del acceso a esa complejidad de pensamiento y símbolo, de arte y filosofía, cuando vemos la ciencia con la óptica del arte, y el arte con la de la vida (Nietzsche).