Edward O. Wilson es el biólogo más importante e influyente de nuestro tiempo. Pero Biofilia no es un libro sobre biología. O no sólo. También son unas memorias heterodoxas, hiladas con apasionantes observaciones e inesperadas anécdotas. Así como una necesaria declaración de posiciones filosóficas y éticas en un mundo dominado por el vértigo de la extinción masiva de especies y el cambio climático. Wilson define la biofilia en estas páginas como «el impulso de asociación que sentimos hacia otras formas de vida». Y nos cuenta cómo los millones de años durante los cuales el Homo sapiens se relacionó de una manera tan estrecha con su entorno crearon una necesidad emocional profunda de estar en contacto íntimo y constante con el resto de los seres vivos, ya sean plantas o animales. La satisfacción de ese deseo vital, afirma Wilson, tiene la misma importancia para el ser humano que el hecho de entablar relaciones con otras personas. Al igual que nos sentimos bien al socializar, encontramos paz y refugio cuando caminamos por el bosque, nos acercamos al mar, contemplamos un muro devorado por las enredaderas o pasamos la tarde con nuestro perro. Wilson conecta hábilmente los hechos, la historia, la filosofía, la biología evolutiva y sus propias vivencias profesionales o cotidianas para demostrar la existencia de ese vínculo y la importancia fundamental de conservarlo. Y también nos propone diferentes formas para avivarlo, pues tanto nuestra existencia como la del resto de los seres vivos que nos acompañan en este planeta dependen en última instancia de la pervivencia de esta conexión ancestral.