En 1960, cuando Joe tenía dieciséis años, su madre se enamoró. Hacía muy poco tiempo que se habían mudado a Great Falls, en Montana. Era la época del boom del petróleo y el padre de Joe, un golfista profesional que se ganaba escasamente la vida como instructor en clubs privados, había pensado que el gran dinero estaría allí, y que él recibiría una parte de la lluvia de oro que caería sobre la región. Pero nada resultó de acuerdo con lo esperado, y lo que comenzó a caer sobre las cabezas de los pobladores de Great Falls fue la lluvia de cenizas de los incontrolables incendios de los bosques cercanos, que llevaban ardiendo todo el verano sin que fuera posible extinguirlos.Los fuegos alteraron también la quieta superficie de la vida, liberando latentes complejidades en las relaciones entre los padres de Joe.
El padre perdió su trabajo y, sumido en un profundo extrañamiento, se alistó en las brigadas que marchaban a los bosques a combatir el fuego. Sólo estuvo ausente tres días, pero duraron una eternidad y cambiaron para siempre la vida de Joe.
Su madre conoció a otro hombre, y el adolescente arrojó entonces su primera y desconcertada mirada sobre el opaco mundo del deseo, sobre el enigmático mundo de la madurez. Incendios es una novela de iniciación, «de entrada a la vida», y es también la historia de una pasión contada por quien menos puede saber de ella, el hijo de la enamorada, por quien menos puede creer y comprender la naturaleza de tales sentimientos.
«Un libro excepcional que despertará sentimientos en cualquiera que asuma que es mayor y sigue vivo sin estar seguro de muchas cosas, como le ocurría en la adolescencia» (Mariano Antolín Rato).
«Un artefacto explosivo» (Diario 16).
«Su mejor obra, su más acabada novela» (Miguel Dalmau, La Vanguardia).