Se puede vivir bien en un mundo complejo; es decir, en un mundo con millones de elementos interrelacionados por mayores cantidades de flujos. Pero para lograrlo, es necesario recuperar la complejidad personal, reconocer la complejidad de todo lo que nos rodea y cooperar como ciudadano en el aumento de la complejidad de la sociedad en que se vive: no tratar de encontrar soluciones simples a problemas complejos. Ahora sabemos que no existe una "mano invisible" que nos conduzca al crecimiento económico y al desarrollo. También sabemos que la violencia no es la "partera de la historia", y que las dictaduras del proletariado no conducen al bienestar de todos. Muchísimos humanos han logrado vivir bien, a lo largo de la historia, aun sin ser ricos ni poderosos; y también, probablemente, hubo buenos vivideros en la prehistoria. El gran éxito de la evolución fue dotarnos de un cerebro con decenas de miles de millones de neuronas conectadas por sinapsis y substancias neurotransmisoras; gracias a ese cerebro y, paradójicamente, a su fragilidad, diversidad y vulnerabilidad, somos lo que somos.
Julio Carrizoza Umaña.