"El radiante mañana" prometido por Stalin y antes anunciado por Lenin era una brillante utopía que sirvió para esconder un totalitarismo de barbarie y que trajo luego la estabilización de un poder dictatorial en manos de una casta privilegiada, la nomenklatura. La expansión a Asia, a través del maoísmo en China, o su proyección sucursalista en Europa con las democracias populares, tampoco aportaron una mejora sustancial en cuanto a la humanización del sistema. Desde el principio este descansó sobre su aparato represivo y no rehuyó la práctica del terror del Estado-KGB, hoy heredado por Vladimir Putin. A pesar de ello, en el balance político de los frentes populares no puede ser borrada la lucha por la democracia. Una experiencia en la cual intervinieron la entrega casi religiosa y la disciplina de muchos militantes, hasta el heroísmo, como sucedió a lo largo del durísimo enfrentamiento con la dictadura franquista. Este ensayo sobre la historia del comunismo combina una gran base documental con retazos de la experiencia personal del autor.