Velia Vidal explora y alumbra cuerpos de agua inmersos en una partida sin fin: las aguas saladas que se expanden entre los océanos del mundo, las aguas dulces que siguen un cauce propio, las aguas cuyo escondite es una capa oscura de piel y que, a veces, muchas veces, se escapan por entre un ojo, una axila, un labio. Desborda una palabra que se transforma en aquello sobre lo que escribe: una palabra-agua-río-mar, la cual, así como estos otros cuerpos, muere y renace en un refluir perpetuo.