En una sociedad moderna y desarrollada, abierta y democrática, los roles de género se ponen en cuestión, se discuten, y hasta se experimenta con su inversión. En muchos aspectos sociales, las fronteras son cada vez más anchas, incluso difusas. En este contexto, las funciones y responsabilidades de los progenitores biológicos hacia sus descendientes se escenifican y se reparten, hasta el extremo de aparecer como algo natural aquello que la biología no parecía capaz de asumir.