Las tropas del Tercer Reich ya habían ocupado casi por completo el territorio europeo y preparaban para el 22 de junio de 1941 la Ocupación Barbarroja, es decir, la invasión nazi a la Unión Soviética. Pero antes de abrir el Frente Oriental, Hitler debía asegurarse el dominio absoluto o al menos una tregua con su Frente Occidental. Tanto Hitler como Churchill necesitaban alcanzar algún grado de entendimiento, pero ese pacto no podía ser público.