La realidad contada desde el humor, la ironía y la parodia. La exageración como recurso para resaltar los vicios, abusos, ilegalidad y corrupción de una sociedad violentada, engañada y abandonada por sus administradores del poder, la riqueza, la cultura, la salud, la ley, la moral y el bienestar social.
La primera lectura de El pie del capitán Blake y otros cuentos demoledores invitaría a quedarse en la risa y en la mueca de aceptación desganada de insólitas situaciones, ridículas a veces, crueles otras y casi todas exageradas. Y en las que se advierten guiños a obras literarias que desde hace siglos han desenmascarado tantas verdades oficiales con acierto y atrevimiento. Pero la literatura está para esto y mucho más, así nunca logre cambiar la realidad.
La segunda lectura, más atenta y ?paradójicamente? juguetona, desencadena la duda y la reflexión porque estos cuentos logran revelar, como símbolo o metáfora, la desmesura de la corrupción, el sinsentido de la violencia, el abandono oficial de las responsabilidades básicas, el dominio de la ilegalidad y tantas otras lacras que acaban precipitando a sus personajes ?es decir, los seres humanos de toda condición? al escepticismo, la soledad y la desaparición, en el anonimato de una calle, un bar, una oficina o la propia casa. Y en el anonimato del lector quien no quedará feliz ni tranquilo al terminar de leer estos cuentos.