Montañas, y detrás de ellas otras montañas, recuerda Santiago Espinosa en este libro que comienza revisitando trazos infantiles en la caligrafía de montaña, con las curvas exageradas de la m y de la n y de la ?ñ? con su nube, para recuperar aquel asombro que conectaba a las palabras escritas, recién aprehendidas, con las resonancias de las co- sas. A partir del recorrido por territorios enmarcados entre montañas, el autor construye una cartografía emocional que, según se va descubriendo con el paso de las páginas, puede ser también la de quien lee: un paisaje que conjuga historias y geografías y que nos amarra a un continente atravesado por una cordillera, que es también una hermandad simbólica. eer este palimpsesto es recuperar una herencia que se ha nutrido, como esas moles gigantescas e inmemoriales, de las voces, los silencios y las escri- turas de quienes las recorrieron antes, y de quienes hoy las volvemos a descubrir, mientras viajamos fas- cinados por estos paisajes de resplandor y sombra, que son el territorio de la poesía.