Un pequeño caracol se encuentra con un tótem. No sabe de qué se trata y comienza a darle una utilidad, según su mentalidad de caracol. De uno en uno, otros animales van entrando en escena y todos utilizan el tótem para un fin acorde con sus gustos y particularidades. Cada uso que se le da al tótem le deja secuelas poco agradables, desde babas de caracol, arañazos de gato, hasta marcas de pis de perro. Sin embargo, ninguno de los animales acierta en su uso... será el mismísimo tótem el que les dejará bien claro para qué sirve.