LORENZ BICHLER / MALENIE TREDE
Una deslumbrante reimpresión de las 120 vistas de Edo (Tokio, en la actualidad) de Hiroshige, una de las obras maestras de la tradición japonesa del ukiyo-e y un paradigma del japonismo que inspiró a los artistas impresionistas, postimpresionistas y del art nouveau, desde Vincent van Gogh hasta James McNeill Whistler.
Luces urbanas y cerezos
Los grabados en madera de Tokio que cautivaron la imaginación de Europa
Utagawa Hiroshige (1797-1858) fue uno de los últimos grandes artistas de la tradición japonesa del ukiyo-e. La palabra significa literalmente «pinturas del mundo flotante» y designa un género artístico que floreció entre los siglos xvii y xix y simbolizó la imagen de Japón en el mundo occidental. Las escenas del ukiyo-e, que en muchos aspectos eran de tipo hedonista, representaban a menudo la brillante luminosidad y las atracciones de Edo: mujeres hermosas, actores y luchadores de sumo, la vida urbana y panorámicas espectaculares.
Pese a abarcar una gran variedad de temas, Hiroshige se hizo famoso sobre todo por sus paisajes. De hecho, su obra maestra fue una serie de grabados conocida como Cien famosas vistas de Edo (1856-1858), que reproduce varias escenas de la ciudad en el curso de las estaciones, desde las animadas calles comerciales hasta las espléndidas huertas de cerezos.
Esta reimpresión está compuesta por una de las mejores series de xilografías originales completa perteneciente al Ota Memorial Museum of Art en Tokio. Cada una de las 120 ilustraciones viene acompañada por una descripción que permite a los lectores sumergirse en estas hermosas y vibrantes vistas que se convirtieron en paradigmas del japonismo e inspiraron por igual a artistas impresionistas, postimpresionistas y del art nouveau, desde Vincent van Gogh hasta James McNeill Whistler.