El presente título no trata de libros que no se editaran o que hayan sido olvidados por el público. Tampoco de libros que se proyectaran y que nunca se llevaran a cabo. Estos ocho libros existieron y fueron leídos por unos pocos privilegiados, pero se destruyeron o desaparecieron y ya nunca más se supo de ellos. Nunca más se podrán leer. El último libro de Romano Bilanchi, las memorias de Lord Byron, la gran obra maestra desconocida de Gogol, joyas literarias perdidas de Bruno Schultz, Malcom Lowry, Sylvia Plath y Ernest Hemingway o el manuscrito perdido con la maleta de Walter Benjamin. Un libro que nos recuerda la fragilidad del arte y la necesidad de preservarlo, y que nos descubre una nueva manera de explicar la historia de la literatura del siglo XX.