Niza ama la danza. Desde que tiene memoria ha querido ser prima ballerina, pero el abuso por parte de su instructora, el brutal régimen alimenticio y la competencia con sus compañeras amenaza ese amor e, incluso, su salud física y mental.
Clay es el heredero de un legado que no desea: la música. Todos esperan que siga ese camino, pero el peso de las comparaciones lo abruma tanto que disfraza de arrogancia e indiferencia sus propias inseguridades.
Niza y Clay, ante el mundo, no tienen nada en común, pero poco a poco descubren que ambos se sienten rotos e insuficientes, e intentan unir sus fragmentos gracias al amor que descubren en el otro... mientras la vida se los permita.