La digitalización avanza inexorablemente. Aturdidos por el frenesí de la comunicación y la información, nos sentimos impotentes ante el tsunami de datos que despliega fuerzas destructivas y deformantes. Hoy la digitalización también afecta a la esfera política y provoca graves trastornos en el proceso democrático.
Las campañas electorales son guerras de información que se libran con todos los medios técnicos y psicológicos imaginables. Los bots difunden noticias falsas y discursos de odio e influyen en la formación de la opinión pública. Los ejércitos de troles intervienen en las campañas y apuntalan la desinformación. Las teorías de la conspiración y la propaganda dominan el debate político.
Mediante la psicometría y la psicopolítica digital, se intenta influir en el comportamiento electoral y evitar las decisiones conscientes. Byung-Chul Han describe la crisis de la democracia y la atribuye al cambio estructural de la esfera pública en el mundo digital. Y da nombre a este fenómeno: infocracia.