MICHEL OCELOT / PHILLIPPE ANDRIEU
Kirikú venció al monstruo que había secado la fuente. El agua y la alegría habían regresado a la aldea. El huerto volvió a ser plantado, más hermoso que nunca, y se esperaba una magnífica cosecha. Pero una mañana los aldeanos descubrieron horrorizados que el huerto había sido arrasado por completo. Enseguida levantaron una empalizada alrededor del terreno cultivado y decidieron montar guardia. Pero en plena noche surgió una inmensa hiena,negra como el ébano, gruñendo y enseñando los colmillos. ¿Cómo era posible que a un animal carnívoro le atrayese la verdura? ¿Y si el monstruo no era otra cosa que la Bruja Karabá?