MARÍA EUGENIA MANRIQUE - IL. RAMÓN PARÍS
GANADOR XL EDICIÓN
LOS MEJORES LIBROS PARA NIÑOS Y JÓVENES DEL BANCO DEL LIBRO
CATEGORÍA INFANTIL
MENCIÓN ACIERTO EDITORIAL
¿Cuántas veces no hemos imaginado qué animal extraño tendríamos en casa si pudiéramos? Lo que usualmente es realismo mágico en las historias que leemos, en La Caimana aparece como el testimonio verídico de una relación inusual. José Faoro es un joyero italiano que un día decide cuidar a una pequeña cría de caimán encontrada a las orillas de un río en San Fernando de Apure, un pueblo de Venezuela. Negro, la caimana protagónica, crece a su lado y más que una curiosa mascota se convierte en su compañera de vida.
El texto de María Eugenia Manrique transmite al lector la calidez de sus propios recuerdos de infancia cuando jugaba con la caimana real que inspira la historia de este álbum de Ediciones Ekaré. En el retorno a su memoria, la autora nos hace parte del imaginario que surgió en la casa de Faoro y contagió a toda la comunidad de la que formaba parte, volviéndonos cómplices de una anécdota casi familiar.
El relato se encarna a través de las impecables ilustraciones de Ramón París. Su gran formato horizontal nos envuelve en un delicado trabajo de tintas, situándonos en un hogar que se desborda con detalles de la fauna y flora de los llanos venezolanos y enmarca perfectamente a la caimana en sus espacios. Los trazos de París crean una experiencia lectora inmersiva, que agudiza y ahonda en el lector los hilos emocionales que componen al libro. ¿Cómo pensar a una aterradora caimana de tres metros con la inocencia y ternura que caracterizó a Negro? París nos responde con la expresividad que alcanza plasmar en sus imágenes: un diminuto reptil reposando serenamente en la mano de Faoro en su primer encuentro, humano y caimana durmiendo lado a lado plácidamente, niños jugando al dentista entre afilados dientes, una escamosa madrina de bodas en medio de una iglesia, o una triste cola apenas asomada de una habitación.
Reseña de Valerie Weilheim
SINOPSIS
El día que Faoro encontró aquel bebé caimán, que cabía en la palma de su mano, lo acarició suavemente y, sin siquiera pensarlo, lo metió en el bolsillo de su camisa. Como tenía la piel algo oscura, le puso el nombre de Negro. Así comienza esta historia, que es también la de una gran amistad, basada en hechos reales, que todavía hoy se recuerda a orillas del río Apure.