La mentira es universal, se miente en cualquier tipo de relación, personal o pública. Se la reprueba, pero al mismo tiempo se reconoce su necesidad. Se niega que tengamos derecho a engañar y se afirma con la misma convicción que es conveniente. La desconcertante ambigu¨edad de la mentira se interroga por la función que cumplen las distintas formas de mentir en las relaciones sociales.
¿Mentirse a uno mismo es posible y, si lo es, es igual que mentir a otro?, ¿para dar cuenta de la mentira hay que poner entre paréntesis el debate moral inacabable que la condena o la justifica?, ¿la mentira es suficiente para entender el mundo que crean los grandes impostores y farsantes?, ¿qué herencia pervive subrepticiamente del totalitarismo, que modificó radicalmente la relación entre veracidad y mentira?, ¿la transparencia en democracia no puede llegar a ser una nueva forma de falsificación de la realidad?, ¿la contraposición entre decir la verdad y mentir todavía permite comprender el papel actual de la mentira en política o se está produciendo un desplazamiento de la verdad, que hace de ella algo subalterno y pragmático? En La desconcertante ambigu¨edad de la mentira se abordan estas y otras reflexiones de manera precisa, desde puntos de vista sociológicos, filosóficos y literarios.