Cada uno de estos personajes no le debe nada a nadie. Cada uno es una cosa, ocupa un lugar, a veces, convertidos en protagonistas, se puede ver en mas de un dibujo. Se trata de un ejercicio de dibujo que solo se explica a sí. Pueden hilvanarse historias y conjeturas, pueden pensarse como hechizos y conjuros, el encuentro tan fortuito de un perro poodle con una palma, un colchón y una escultura milenaria. Cercano a Historias ancestrales abstractas, estos silenciosos dibujos de Carlos Alfonso son un repertorio de sorpresas equilibristas.