Albert Camus escribió La muerte feliz en 1935, cuando contaba con solo veintitrés años de edad. Pese a dejar el texto casi terminado, nunca intentó publicarlo, y todo indica que lo aparcó para volcarse en su siguiente proyecto, El extranjero. Así pues, hubo que esperar hasta 1971, once años después de su muerte, para que el inédito saliera a la luz. Pero la espera no fue en vano. En sus evocaciones líricas del mar y el paisaje mediterráneo, La muerte feliz aporta claves sobre la experiencia de Camus en Argelia, mientras que su trama y sus personajes prefiguran la cosmovisión que el autor expuso poco después en su «ciclo del absurdo». Leída hoy, esta notable novela de juventud no solo es imprescindible para descubrir las primeras muestras del enorme talento de Camus, sino que resulta un libro fascinante por derecho propio.