La primera obra, Henri Christophe, es una meditación de Shakespeare sobre la influencia corruptora del poder, mientras que la segunda, Tambores y banderas, es un espectáculo de la historia desde la era de los descubrimientos con Colón hasta 1833. La tierra haitiana es un largo drama histórico sobre la esclavitud, la rebelión, el asesinato, la codicia y las luchas por el poder que han fertilizado con sangre la tierra haitiana. Los personajes que atraviesan estos versos llevan consigo la belleza de un patrimonio compartido: el clamor por la tierra, el dolor de la guerra, la sombra cruenta de la esclavitud y también, un hermoso reclamo de libertad que se extiende hasta las raíces de su lengua, el creole. Como ya lo hiciera en El burlador de Sevilla, Derek Walcott elabora una genealogía política del Caribe y alza una crítica contra las dictaduras de Latinoamérica.