Pasados los cuarenta, la vida de Eliete es cualquier cosa menos extraordinaria. Sus hijas se han ido de casa, ahora sólo se comunica con ellas a través de una pantalla, y es más fácil saber de su marido a través de su actividad en Facebook que por los momentos que comparten. Su abuela acaba de ser diagnosticada con demencia y nadie salvo ella parece dispuesta a cuidar de la anciana. Hasta que, por sorpresa, conoce a alguien que la hará sentir como en una de las fotonovelas que leía en su juventud, y con ello volverá el latido, la corazonada de que algo excepcional también puede sucederle a ella.
Con Eliete, Dulce Maria Cardoso ha creado «una Madame Bovary en la era de Tinder» (Expresso), un personaje inolvidable y complejo, marcado por el deseo de vivir y su capacidad para reírse de todo, cuya aparentemente aburrida existencia sirve a la autora para recorrer el devenir de tres generaciones de una familia ante los profundos cambios sociales y políticos que ha traído consigo el siglo XXI.