Llega el final de un agradable día en el campo. Un joven pinta un cuadro mientras su familia lo observa. Sobre ellos, sentada en una rama, una niña recoge ciruelas en una canasta. Vemos que una gota de agua cae de las ramas más altas. De pronto aparece una abeja, y somos testigos de cómo, página tras página y en cámara lenta, se reúnen las condiciones para una escena caótica y divertidísima que los lectores querrán ver una y otra vez para descubrir sus muchos detalles.