Irra o Israel, el protagonista de este clásico recobrado, publicado por primera vez en la Colombia del año 49, después del Bogotazo, sueña con matar al intendente de una Quibdó que es la de los años cuarenta. Una ciudad cosmopolita y pequeña; una ciudad con casaquintas coloniales y miseria. Y un río: el río que ve Irra desde su casa en la orilla de la desembocadura del Quito, tal como lo nombra en la novela y que es el mismo Atrato.
Esta es una novela ambiciosa desde su concepción: en día y medio un hombre da cuenta de un mundo desconocido hasta hoy por propios extraños. Una ciudad construida en la selva. Una sangre que corre por las venas de miles de mujeres y de hombres traídos como esclavos desde África.