Frente a quienes sostienen la vanidad del conocimiento filosófico, Hegel afirma que todas las filosofías son momentos necesarios en el desenvolvimiento del espíritu. Crea así la primera historia de la filosofía que no se limita a exponer el aspecto externo, las vicisitudes de los filósofos y de sus filosofías, sino que hace ver cómo su contenido forma parte de la filosofía, en la filosofía misma.