Lo que comenzó siendo un diario íntimo contra las traiciones de la memoria, escapó del cifrado de su autora hasta convertirse en el más reciente de sus libros. En los albores de su embarazo, Jazmina Barrera escribió Línea nigra, un racimo de dudas, observaciones, y referencias tanto literarias como visuales que fue registrando mientras esperaba el nacimiento de Silvestre, su hijo.
La crónica de la transformación de su cuerpo es también una exploración tierna de los misterios de la gestación, o de la gestación de su bebé, porque Jazmina reconoce que no se atreve a lanzar juicios universales. El desarme de piezas con el que trataba de entender para sí misma el mecanismo del embarazo, el parto y la lactancia, se puede condensar en una paradoja: ser dos personas en el cuerpo de una.
Uno se puede imaginar el ritmo de los días de Jazmina, quien se describe leyendo mientras su bebé come, o más específicamente, cómo lee libros delgados que puede sostener con una mano mientras él come, o cómo escribe a partir de notas en el celular mientras lo tiene en brazos. Sin embargo, la escritora está siempre dispuesta a las entrevistas.
"Me interesaba el dilema filosófico del embarazo, reflexionar sobre la paradoja de ser dos personas en el cuerpo de una. Si algo comprendí es que el cuerpo humano es un misterio enorme. Sabemos cada vez más con la medicina, y con la biología, pero también nos damos cuenta de todo lo que no sabemos, de esos misterios insondables que tienen que ver con cuestiones más filosóficas, emotivas y afectivas, que con datos científicos?"