Lorenzo vivía en la ciudad con sus padres y hermanos. Era un niño feliz. Pero todo cambió una tarde lluviosa en que su padre enfermó y el silencio se instaló en la casa. Todos hablaban en voz baja, se acabaron los juegos con sus hermanos en los pasillos y no regresó a su habitación para leerle cuentos como solía hacerlo todas las noches. A partir de ese día solo lo veía en las mañanas, antes de ir al colegio, no hablaba mucho y los miraba a todos con ojos ausentes, era como un muñeco de cera, no parecía su padre.
Esta misteriosa enfermedad pronto llevó a la muerte al padre de Lorenzo y la familia se fue a vivir una temporada a la granja de la enigmática abuela Flora, rodeada por un bosque que más parecía una enorme criatura con vida propia. Allí Lorenzo descubre a los niños imaginarios, unos seres extraños e increíbles que le enseñan los secretos del bosque y lo llevan a desentrañar misterios insospechados de su historia familiar.