De la mano de Malena, una mujer bella, insomne y enigmática, el narrador de Los parceros recorre varios países para dialogar con quienes son protagonistas de un negocio lucrativo y de una guerra sin cuartel que tiene reglas propias y particulares perspectivas éticas. El objetivo: escribir un libro que intente descubrirlos a ellos en sus entramados simbólicos y en la plenitud de su otredad y de su vértigo, sin que eso signifique hacer una apología del universo traqueto. A la par, es una imposible historia de amor, o varias, donde siempre aparece Malena, seductora, radiante, inalcanzable, cábala para la buena suerte, fundido su horizonte en el negro inescrutable de las más hondas angustias y contradicciones. Antropología del riesgo, hermenéutica de lo subterráneo, crónica de la violencia y la muerte en América Latina, autoficción, diario de campo, un híbrido de géneros literarios, testimonio de mundos subrepticios y desolados, re-creación en primer plano de los laberintos y las desesperanzas de la marginalidad, pintura descarnada de la cotidianidad de personajes y de engranajes del narcotráfico post-cárteles, declaración indeclinable de afectos, «caligrafías de sombras que se tensan y desdibujan en el tiempo» Todo esto y más es Los parceros, un libro anfibio donde brillan por igual la lucidez del investigador social y la brillantez del escritor.