Mira una imagen de satélite de la Tierra. Donde antes estaba oscuro como la noche, ahora está iluminado como un árbol de Navidad. Si te acercas a una ciudad, verás focos, luces de neón, luces de coches y farolas. Si te acercas aún más, a tu propia habitación, podrás ver lámparas y pantallas de televisión, tabletas y teléfonos. El ser humano siempre ha luchado contra la oscuridad, pero ¿no hay suficiente luz ahora? ¿Qué hace toda esta luz artificial a nuestros patrones de sueño, a nuestros ritmos y a nuestros cuerpos? Sandberg explora nuestra íntima relación con la oscuridad: por qué nos asusta, por qué la necesitamos y por qué la luz, siempre inminente, perjudica nuestro bienestar. Bajo la oscura noche polar del norte de Noruega, medita sobre el significado cultural, histórico, psicológico y científico de la oscuridad, al tiempo que pone a prueba los límites de su propio miedo. Desde que tiene uso de razón, Sandberg ha tenido miedo a la oscuridad. La oscuridad es un miedo ancestral que comparten todos los niños. Sin embargo, hoy, en nuestras ciudades permanentemente iluminadas por farolas y pantallas, por coches, fábricas y carteles, ¿podemos decir que conocemos la oscuridad? Sandberg escribe sobre lo que le ocurre al cuerpo de noche. Alude al sueño, las estrellas, los agujeros negros y la lucha global por conservar un cielo nocturno. ¿Podría ser que la oscuridad que Sandberg siempre ha temido sea mucho más importante de lo que hayamos podido pensar?