CAROL THOMPSON / IL. FRIEDA WISHINSKY
Nadie consigue que Luisa deje de llorar. Mamá le canta una nana, papá la coge en brazos, la abuela le da el biberón y el abuelo toca una canción. De nada sirve. Sólo su hermano sabe exactamente lo que hay que hacer para que Luisa sonría...
A partir de 4 o 5 años.