HECTOR ANORO / IL. MONTSE CLOTET
Un juego nocturno que podría tener lugar en cualquier hogar. Una hija y un padre y una pregunta: «Papá, si hablamos con la luna todas las noches, ¿un día nos reconocerá?».
A partir de esta pregunta, comienza el juego de contemplación de la luna de este padre y su hija. Todas las noches salen a observar la luna juntos. Y de este modo, mientras intentan hacer amistad con ella, van viendo cómo la luna cambia de forma y de qué modo se muestra o se esconde y, al final del juego, la luna les manda un beso en forma de estrella fugaz.