“(…) pedir perdón exige más valentía que disparar un arma, que accionar una bomba. Eso lo hace cualquiera”.
Txato ha sido asesinado por la ETA. Su esposa Bittori decide volver a su pueblo después de que los terroristas anuncian el abandono de las armas.
El regreso de Bittori altera la “tranquilidad” del pueblo, en especial la de su antigua amiga Miren quien tiene a uno de sus hijos encarcelado por terrorista.
Poco a poco iremos descubriendo las heridas en las vidas de los habitantes de un pueblo que han sido producidas por el fanatismo político, por el miedo y por la indiferencia.
La novela plantea la “imposibilidad de olvidar”, pero también la “necesidad de perdón”.
Una historia que nos habla del dolor que produce el fanatismo por ideologías que se sustentan en el horror, en la muerte, en la injusticia…
SINOPSIS:
El día en que ETA anuncia el abandono de las armas, Bittori se dirige al cementerio para contarle a la tumba de su marido el Txato, asesinado por los terroristas, que ha decidido volver a la casa donde vivieron. ¿Podrá convivir con quienes la acosaron antes y después del atentado que trastocó su vida y la de su familia? ¿Podrá saber quién fue el encapuchado que un día lluvioso mató a su marido, cuando volvía de su empresa de transportes? Por más que llegue a escondidas, la presencia de Bittori alterará la falsa tranquilidad del pueblo, sobre todo de su vecina Miren, amiga íntima en otro tiempo, y madre de Joxe Mari, un terrorista encarcelado y sospechoso de los peores temores de Bittori. ¿Qué pasó entre esas dos mujeres? ¿Qué ha envenenado la vida de sus hijos y sus maridos tan unidos en el pasado? Con sus desgarros disimulados y sus convicciones inquebrantables, con sus heridas y sus valentías, la historia incandescente de sus vidas antes y después del cráter que fue la muerte del Txato, nos habla de la imposibilidad de olvidar y de la necesidad de perdón en una comunidad rota por el fanatismo político.