Los poemas de Plantas de sombra responden a preguntas por lo concreto; por la trascendencia de lo concreto, mejor. Santiago Rodas encuentra valor poético en el cierre del supermercado que ha visitado toda la vida, en los trastos abandonados por un desconocido, en la aspereza de las manos de un tío. Hay una idea que gravita en la lectura de este libro: el poema se encuentra oculto a simple vista y alguien, Rodas, es capaz de señalarlo.