¿Por qué en sociedades como las nuestras las personas que han cometido un delito son castigadas de un modo más severo y tenemos muchísimos más presos que los que teníamos hace tres décadas? Con frecuencia, las transformaciones del castigo se piensan como un péndulo que, en respuesta a cambios económicos y políticos profundos, oscila mecánicamente entre el exceso punitivo y el exceso progresista. Esta perspectiva tiene el atractivo de la simpleza retórica, pero impide entender cómo funciona en la práctica la justicia penal.