Los siete relatos que conforman este extraordinario libro están conectados por este peculiar espejo que al final resulta ser el libro mismo. Llega un momento en que no se sabe si se es un simple lector, o si se es uno más de los personajes que desfilan a través de la mágica pluma de Pavic. Pero ni siquiera el propio Pavic se escapa al encantamiento que proyecta su imaginación, ya que él se encuentra también dentro del libro. Es una obra donde el espejo va desdoblando personajes, donde todos terminan por ser los dobles de todos, donde el mundo mismo no pasa de ser la imagen reflejada del pensamiento de Pavic, del pensamiento del lector o simplemente del pensamiento.