La tortuga Truman vive con Sara y, aunque no deja de oír continua- mente el bullicio de los coches, nunca se preocupa por lo que pasa bajo su ventana, hasta el día en que Sara se cuelga a la espalda una enorme mochila y hace algo que Truman nunca había visto antes: ¡se sube al bus! Truman espera su regreso, espera y espera, hasta que no puede esperar más. Ya sabe lo que tiene que hacer, aunque parezca ¡imposible!