Un hermoso jardín en Toscana: una pasión, un aprendizaje, un lugar de resistencia. También un sueño, que la escritora Pia Pera pudo cumplir gracias a una finca abandonada: arregló la cabaña transformándola en una casa llena de libros, pinturas y muebles; sin embargo, apenas intervino en el vergel que la rodeaba, pletórico de hierbas silvestres que viajaban hasta allí gracias al viento y los pájaros. Cientos de variedades de flores, árboles y vegetales (algunos recuperados de semillas antiguas traídas de un banco de Londres) le daban un aspecto selvático ordenado por unos cuantos senderos. Un día, la escritora descubre que una enfermedad incurable se la lleva poco a poco. Ante la degradación de su cuerpo, constreñido paulatinamente a la inmovilidad de una planta, el jardín, ese lugar donde la vida germina y donde las «resurrecciones» se suceden, se convierte en su refugio. Al contemplarlo, forja un nuevo vínculo con la naturaleza y ofrece una sabia y conmovedora reflexión sobre el sentido de la vida. Sin duda, la necesidad de belleza es una parte de nosotros que persiste, que no sucumbe. Así, brillante, inconformista y generosa, Pia Pera nos deslumbra con un libro admirable, delicado y culto, pero también sencillo, cercano y lleno de descubrimientos. La autora escucha y se escucha a sí misma, y cuenta lo que ocurre en sus visitas al hospital, los pensamientos que la asaltan por la noche, los pasajes (sobre todo de la literatura rusa e inglesa) que la acompañan y consuelan Obligada por su enfermedad a una resistencia continua, no deja de sentir curiosidad y ternura por todo lo que la rodea y que siempre ha embellecido su existencia: no sólo las flores y pájaros que pueblan su jardín, sino también la compañía de sus perros, sus amigos, los libros, la gastronomía «Ahora todo es pura y simple belleza», nos revela. Un libro que, como muy pocos, nos ayuda a comprender la fascinante aventura de estar en el mundo.