Bogotá está cruzada por catacumbas. Algunas existen desde tiempos prehispánicos. Otras las socavaron los españoles para esconder el oro que robaron y para huir de sus enemigos. No todas guardan restos humanos. Las guerras civiles del siglo XIX sumaron galerías. La red que forman puede llevar a la cripta de un convento de clausura o a la estación de un metro que nunca funcionó. Kike la recorre con Cassiani. Su tranquilidad reposa en las dos pistolas Jericho 941 FS que carga en los bolsillos de su gabán.
Cassiani, una mujer misteriosa y valiente, esconde en su cuerpo una marca que la obligará a un viaje de huida hacia un destino que cree conocer, pero cuyo camino conduce a parajes inesperados, incluidos los del alma. En veinticuatro horas escapará al lado de Kike, el compañero de travesía que va y viene entre salvador y salvado.
Cada línea de Cassiani es como seguir cuadro a cuadro una emocionante película de acción y drama. Los elementos traídos a la novela por Octavio Escobar Giraldo envuelven al lector en un escenario apocalíptico con un virus devastador, un país polarizado entre Bibliotequeros y Conciliares, y personajes alucinantes como las niñas sepia, seres que resultaron de una mutación y habitan una Bogotá que parecería distópica, pero cuya ficción que no dista de la que encontramos cada vez que ponemos un pie en sus calles.