Satua debe encargarse del sustento de su familia. De ahí que deba hacer un viaje de comercio en compañía de Mazur, el socio de su padre, a lo largo del principal río del país hasta la lejana ciudad de Chay-Rama donde, además, deberá realizar el rito de Soportante de Ola, que lo confirmará como navegante, ocio que custodia su familia pese a vivir tan lejos del océano. Tiene la esperanza de que en este periplo logre el excedente necesario para reunir la dote y poder esposarse con su amada, la dulce Zemni. Pero también este viaje será la ocasión de reclamar un regalo divino que le fuera concedido por sus superiores: la fortuna de recibir de los propios dioses un designio para su vida. Lo que no espera el joven Satua es que de este presente se derive algo más, que lo convierta en el mensajero de un anuncio que no solamente modificará su futuro, sino que podrá significar un remezón total de la vida que conoce.