El hueco de las estrellas es una novela sobre la fuerza inapelable de la naturaleza y el amor incondicional por una tierra.
Uno de los grandes descubrimientos del año en Estados Unidos, finalista (y cruzamos los dedos para que sea ganador) del prestigioso First Novel Prize, concedido previamente a Viet Thanh Nguyen por El simpatizante y Junot Díaz por La maravillosa vida breve de Óscar Wao.
Las Bull Mountains son algo más que unas montañas imponentes. De hecho, su realidad es tan solemne, tan brutal y cruel unas veces, tan nutricia y fortificante otras, que ha regido las vidas de todos sus habitantes de generación en generación. Algunos intentan huir de ellas, de la existencia violenta y viciada que convocan; otros buscan en sus profundidades un último refugio contra sus perseguidores o contra sus propios sueños devenidos en tormenta. Desde hace poco, por las noches allí vuelven a oírse aullidos: parece que, tras medio siglo de ausencia, los lobos han conseguido cruzar el río Yellowstone y regresar.
Wendell Newman no lo sabe aún, pero esos lobos están entretejiendo su porvenir. Es un joven ranchero sin rancho, que sobrevive, a duras penas, en una vieja y destartalada caravana. Aún debe pagar los impuestos sobre lo que queda de la tierra, hoy improductiva, que poseían sus padres, así como la deuda por los tratamientos médicos que no consiguieron salvar la vida de su madre. Entonces, una trabajadora social descubre que él es el único pariente de Rowdy Burns, un niño de siete años, hijo de una prima suya que está en la cárcel por tráfico de metanfetamina. Rowdy, delgado como un junco, mudo y con rasgos autistas, se traslada a vivir con Wendell. La granítica realidad de éste se agrieta y afluye lo inesperado. Mientras tanto, los lobos siguen aullando en las profundidades de las Bull Mountains. Se prepara ya una cacería, que sin embargo se convertirá en una persecución desesperada en la que Wendell tratará de proteger a Rowdy, al tiempo que huye del destino aciago que las montañas otorgaron a su padre y reclaman para él.
Ésta es una novela «descivilizada» sobre ese lazo tan bello y tan terrible que nos une a la tierra. Una historia del siglo XXI que surge en un teclado, pero escrita por un autor que, según la expresión de Paul Kingsnorth, tiene tierra bajo las uñas y lo salvaje en la cabeza.
«Una historia desgarradora de amor y violencia
A través de unos personajes inolvidables, con una prosa que pasa de ser un leve zumbido a prender como un incendio forestal, Wilkins modela una fábula moderna que alcanza un final trágico. Tras la estela de autores salvajes como Jim Harrison y Rick Bass, Wilkins ensambla una verdadera plétora de historias, empleando todo tipo de recursos estilísticos para regalarnos una novela apasionante y sobresaliente». Kirkus Reviews
«En su primera novela, este maestro del género memorialístico y del relato corto, además de buen poeta, escribe sobre la vida en las Grandes Llanuras con una fuerza fascinante, creando personajes con una extraordinaria sensibilidad pero desesperados ante los problemas administrativos de un rancho o la ausencia ingobernable de un familiar. La relación de Wendell y Rowdy, que crece de una manera inesperada, es tan bella y sobrecogedora como el inevitable final, trágico y devastador. La sensación de anhelo, pérdida y deseo de transformación que impulsa sus vidas y que nos lleva a preguntarnos irremediablemente acerca de nuestro propio lugar en el mundo y qué se nos debe, si es que se nos debe algo hacen de estas páginas una narración inolvidable». Booklist
«La novela de Wilkins afronta el actual debate sobre el derecho y las condiciones de la tierra pública y comunal, pero también es atemporal, pues convierte las pequeñas historias de las personas que viven cerca de esa tierra en hechos universales». Outside
«De igual manera que Shakespeare y en la mejor y más universal tradición de la tragedia, Wilkins nos sumerge, con un lenguaje nítido y bello, en una trama que mezcla el drama de las emociones y el riesgo de poner la vida en juego, sin dejar de mostrarnos los efectos cotidianos de la violencia en los pasajes más habituales de la vida humana. Ésta es una novela capaz de relatar la Montana rural con el realismo de alguien familiarizado con su gente, su jerga, su paisaje y las contradicciones que implica vivir en un lugar tan salvaje como es ése. Y, a la vez, captura la dinámica social universal que es propia de tantas pequeñas comunidades repartidas en el planeta por inmensas extensiones de tierra donde el papel del ser humano es aún marginal. Esta novela infunde esperanza. Wilkins ha escrito un libro extraordinario lleno de personajes que, a pesar de sus diferencias inherentes a la hora de organizar su convivencia, entre ellos y con la tierra, nos recuerdan las innumerables razones por las que cada uno, y la tierra como tal, pueden ser amados». The Oregonian
«Leer la primera novela de Joe Wilkins es hacer un viaje al este de Montana, sentir el viento que atraviesa las copas de los cedros, la artemisa y la hierba de los pastos, el polvo que se te mete indefectiblemente en los ojos. Es escuchar los silbidos dulces y lánguidos de los turpiales en los bosques. Es sentir la grava y los surcos de los viejos neumáticos a tus pies y ver sobre tu cabeza, siempre, un cielo inmenso, con su inabarcable gama de colores y sus extravagantes estrellas, esa fuerza de lo sublime que te hace levantar la mirada de la tierra árida. Y es saber cuán difícilmente se gana uno toda esa belleza. A través de un lenguaje a un tiempo duro y tierno, como la carne que alimenta a sus personajes, Wilkins logra una perfecta evocación de la naturaleza que lo vio nacer: un paisaje donde se mascan los problemas, se recogen viejos huesos blanqueados por el tiempo y los seres humanos envejecen carcomidos por sus pérdidas». Orion Magazine