Cuando múltiples voces se unen en un solo relato, todo queda en silencio a su alrededor.
Van a despojar de su hogar a un grupo de familias que vive en una cuadra, en una ciudad latinoamericana. Las voces de las pobladoras y de los pobladores se confunden con las voces de la Iglesia, de la Compañía y de una búha, que observa desde las alturas cómo se desarrolla esta historia, tantas veces vivida en oriente y occidente, sin otro destino que el exilio, el desarraigo, la transhumancia.
Falla humana establece finas aristas de sentido que pueden conectarse de un modo no lineal con las mil y una noches de Sherezade o las mil noches de Allende o la destrucción de la Villa San Luis, en un relato arrojado y poderoso, en el que la pérdida del hogar, la memoria y la tierra parecieran simbolizar que la lucha de los desposeídos es por hacerse un lugar, reclamar su parte a un sistema que los ha dejado sin parte.