Las normas eran muy sencillas: no meterme en líos y no ponerle ni un dedo encima a su hija, pero ahora no puedo escapar de ella y solo hay una cama; y, buenou, las normas están para romperlas.
Soy el chico de oro de la monta de toros profesional, o mejor dicho, lo era, hasta que todo se volvió en mi contra. Ahora, mi representante dice que he de lavar mi imagen, así que no me queda más remedio que aguantar que la tocapelotas de su hija me supervise a tiempo completo lo que queda de temporada.
Pero yo no necesito ninguna niñera, sobre todo si viene con vaqueros ajustados, una sonrisilla de superioridad y una boca que no se calla nuncau2026 Una boca que no consigo quitarme de la cabeza.rnElla dice que esto no significa nada, yo digo que lo significa
Dice que hay límites que no debemos cruzar, que mi reputación no aguantará más golpes y que su corazón herido, tampoco. Pero yo se lo voy a robar de todos modos.