La célebre masacre de las bananeras es el pretexto para meditar sobre la violencia en esta novela que tiene como marco dicha tragedia pero en la que no hay tiros ni sangre. Los miembros de una familia son los mejores exponentes de la honda tensión que se vive en esa casa grande, que es un país condenado al fratricidio.
Cepeda Samudio, como lo hiciera García Márquez, salió del periodismo, lo que le brindó a su narrativa una agilidad y un modo de contar los sucesos -ya fueran ficción o crónica- absolutamente contemporáneos y precisos. Esta novela es uno de los puntos de partida del boom latinoamericano.