La presente obra es, sin duda, un buen exponente de la producción filosófica de Rosset. El concienzudo análisis de esa fuerza mayor que es la alegría, punto neurálgico de toda su filosofía, y su incidencia presente o ausente en el que quizá sea el máximo antagonismo filosófico al que puede llegarse a este respecto. Si «Notas sobre Nietzsche», uno de los estudios más lúcidos sobre la filosofía del discípulo de Dionisio y, sin duda, el más nietzscheano de todos ellos, ilustra un modo particular de concebir la filosofía, consagrada a destacar el elemento de la afirmación, «El descontento de Cioran» muestra a la perfección el caso contrario, a saber, el inconveniente de haber nacido, la teórica imposibilidad de aclimatarse a la irremediable y fatal aspereza de lo real.