La nave de los locos está considerada la novela más importante del post-boom latinoamericano. Se estructura como un contrapunto entre el tapiz medieval de la Creación y el caos y desorden contemporáneos. A través de las peripecias de los personajes se configura un itinerario hacia ese sustrato último de la condición humana cuyo desvelamiento ha sido siempre don y privilegio de la autora. Ya sea en un transatlántico que cifra las mitologías y rituales del viaje, ya en la visión insólita de la infancia bajo la lluvia en un parque, ya en la pantomima lésbica de doble fondo entre una posible Marlene Dietrich y una posible Dolores del Río, La nave de los locos, a la vez que indaga en las estructuras tradicionales de la novela para abrir su propia zona de exploración, revela la secreta vulnerabilidad del ser humano y postula las áreas que en cada persona escapan a las aduanas de la racionalidad común o de la convención social, para abrirse al espacio límpido de la libertad, es decir, de la verdadera poesía.