Lo imperceptible y lo contundente están diestramente narrados en las historias de La tarde del petirrojo. Con ingenio, humor y levedad los cuentos de José Zuleta nos llevan al centro de los anhelos profundos, inconfesados, esos que hacen girar los destinos hacia lo impredecible, hacia lo que subleva la vida. Huir de la vida dictada para buscar horizontes propios.
Los relatos de este autor son traslúcidos, como si obrara un prestidigitador que hace aparecer la luz en el pecho de las palabras, sin ocultar las opacidades. Con los matices de esa luz nos dejamos llevar en el tren que se aleja de la casa de la madre inválida, en la muerte acechando con el síndrome de Brugada, en el enigma de la sopa de cangrejo o en la tragicómica situación acaecida en El Séptimo Cielo.
Cada nuevo libro de José es expansión. Con naturalidad nos entrega hechos, personajes, historias que inquietan, que alientan y mueven el alma.
Esther Fleisacher