El escritor argentino Abel Basti se ha dedicado treinta años a demostrar que Adolfo Hitler no se suicidó en el búnker en Berlín en abril de 1945, como cuenta la historia oficial, sino que, gracias a un sorprendente entramado de alianzas secretas entre una parte de los aliados vencedores y los jerarcas nazis vencidos, el Führer logró escapar y exiliarse en Suramérica. Basti entrevistó a decenas de testigos que lo vieron e interactuaron con él en Argentina y Paraguay, los lugares donde permaneció durante más tiempo hasta su muerte, y luego sus investigaciones lo llevaron hasta Bolivia, Perú y Colombia, donde también se reportó su presencia en la década del cincuenta del siglo pasado, tal y como lo atestiguó un documento de la CIA.
En Colombia encontró la pista que lo llevó hasta el santo grial de sus pesquisas: una foto en la que aparece Hitler en compañía de otro hombre, tomada en Tunja, Boyacá, en 1954. El misterioso personaje se llamaba Philip Citroën y fue un militar holandés con sobradas razones para retratarse al lado del dirigente alemán. En este nuevo libro Basti cuenta la sorprendente historia de Citroën, presenta la foto original que se tomó y los resultados del informe pericial al que la sometió, y revela otras dos imágenes de Hitler tomadas en Bolivia y Argentina después de la Segunda Guerra Mundial.